La ladrona de libros

Primero los colores.
Luego los humanos.
Así es como acostumbro a ver las cosas.
O, al menos, así intento verlas.


UN PEQUEÑO DETALLE
Morirás

Sinceramente, me esfuerzo por tratar el tema con tranquilidad, pero a casi todo el mundo le cuesta creerme, por más que yo proteste. Por favor, confía en mi. De verdad, puedo ser alegre. Amable, agradable, afable... Y eso sólo son las palabras que empiezan por "a". Pero no me pidas que sea simpática, la simpatía no va conmigo.

RESPUESTA AL DETALLE ANTERIORMENTE MENCIONADO

¿Te preocupa? Insisto: No tengas miedo.

Si algo me distingue es que soy justa.


Con este interesante comienzo se inicia la lectura de La ladrona de libros, de Markus Zusak. El título de esta novela puede resultar engañoso si no te han puesto sobre aviso de la temática de la misma. Desde el principio sorprende la personalidad del narrador, nada menos que la misma Muerte, quien va narrando las circunstancias que rodean la vida de una niña de diez años, Liesel Meminger.


La novela se desarrolla en una época y en un lugar que marcaron de forma muy dura la vida de millones de personas, en la Alemania de Hitler a partir de 1939 y concretamente en las afueras de Munich. Desde un barrio marginal de gente humilde se nos muestra como los más pobres pasaban necesidades en una Alemania pletórica de poder y orgullo. En el libro se plasma también la locura del fanatismo y la intolerancia, la persecución de personas por su raza, creencias o religión y, en medio de todo ello, la ternura de una niña que se refugia en la lectura.

Es importante resaltar la figura del padre adoptivo de Liesel, Hans Hubermanm, como homenaje a aquellos alemanes anónimos que no se dejaron arrastrar por la corriente y lucharon por dar un soplo de vida y esperanza a los perseguidos por un régimen de odio y de locura.
La ladrona de libros, a pesar de crecer a la sombra de otro best seller que trata un tema parecido, El niño con el pijama de rayas, es una gran obra que encierra una gran belleza y sensibilidad, y en la que cabe destacar el poder de la palabra, la ingenuidad y la valentía de la chica sobre la situación en la que vive.

ME GUSTA LEER




Las palabras. Las palabras esconden historias que nos emocionan y nos hacen soñar, las unen caprichosamente las manos de un autor. Las palabras son símbolos, imágenes, pero también son sueños, tus sueños, mis sueños... Los sueños de un desconocido.

Me gusta soñar, me gustan las palabras, dejarme llevar a mundos lejanos en el tiempo, y en el espacio. Éstas causan alegrías, tristezas, risas y lágrimas, nos hacen viajar, nos hacen dudar, ¿conseguirán escapar? ¿volverán a encontrarse? ¿lo lograrán? La curiosidad nos deja absortos en la lectura, y la intriga se apodera de nosotros. Deseas que termine la historia, pero al mismo tiempo no quieres que termine nunca.


Alguien llama a tu puerta... y vuelves a la realidad. ¿Quién será? Por qué me arranca de mi historia. Vences la intensa emoción que te une a un libro como un imán, vas a abrir la puerta, pero tu mente sigue cautivada por el relato.

Tres pasos: uno, dos, tres. Abres la puerta, sonríes: Lo siento se equivoca. No puedes esperar más, te abalanzas sobre el libro como un depredador, ¿qué va a pasar? Y ante ti más de 354 páginas de suspiros, 250.000 frases que hacen que tu corazón lata más rápido. Cuantas páginas.

Me gusta emocionarme

Me gusta el suspense

Me gusta dudar

Me gusta imaginarme

Me gusta leer.